Pasó los últimos años de su vida dedicado a la medicina y a la literatura

Hoy se celebra el nacimiento de Gregorio Marañón y Posadillo, que nació en Madrid el 19 de mayo de 1887. Desde los tres años de edad, su curiosidad intelectual fue estimulada por su entorno familiar y el contacto que mantuvo con los amigos de su padre, conocido jurista, entre los que se encontraban escritores como José María de Pereda y Benito Pérez Galdós, o el historiador Marcelino Menéndez Pelayo.

Tras concluir el bachillerato, se matriculó en la Facultad de Medicina de Madrid, donde recibió lecciones de importantes científicos españoles como Olóriz, Ramón y Cajal o Juan Madinaveitia. Antes, incluso, de terminar sus estudios de medicina ya recibió premios como el «Martínez Molina» (no era concedido desde que fue recibido por Ramón y Cajal en 1904) o el “Premio extraordinario de licenciatura”. En 1910, tras doctorarse también con el “Premio extraordinario”, viajó a Alemania, donde estudió Química biológica con Edinger y conoció a Ehrlich y sus estudios de quimioterapia, tras lo cual publicó «Quimioterapia moderna».

Al año siguiente regresó a España, y ganó una plaza en el Hospital General de Madrid, donde trabajó en las salas de enfermedades infecciosas. En esta época publicó «La sangre en los estados tiroideos» (su tesis doctoral) e «Investigaciones anatómicas sobre el aparato paratiroideo del hombre».

Junto con su formación científica, Marañón también se interesó por la literatura y la historia. Su preocupación por los problemas sociales y su oposición radical a la injusticia en España se refleja en el viaje que realiza junto al rey Alfonso XIII a la región extremeña de Las Hurdes, en 1922. El lamentable estado sanitario en que se encontraba la zona inspiró al científico varios trabajos. Marañón se reafirma en su condición de español y europeo, en concordancia con la renovación promovida por su generación (el grupo de “regeneracionistas”) y se muestra partidario de la reforma de la monarquía y de las instituciones con el fin último de conseguir una auténtica regeneración de la vida intelectual y social de España.

En 1926 fue encarcelado durante un mes, y multado con cien mil pesetas, tras ser acusado de participar en la “Sanjuanada” contra la dictadura de Miguel Primo de Rivera. La caída de la Dictadura en 1930, así como el debilitamiento de la monarquía, le llevan a adherirse, junto a Ortega y Gasset y Pérez de Ayala, y más tarde Antonio Machado, al manifiesto de la Agrupación al Servicio de la República, redactado en 1930 y presentado en un acto público en Segovia el 14 de febrero de 1931.

Un mes más tarde, 14 de abril, tiene lugar en su casa la histórica entrevista entre el conde de Romanones y Niceto Alcalá Zamora que decidió la salida de Alfonso XIII hacia el exilio y la inmediata proclamación de la República. En junio fue elegido diputado de las Cortes Constituyentes de la Segunda República española. Partidario acérrimo de la educación del pueblo y celoso de su independencia intelectual, su actitud crítica frente a los acontecimientos sociales le llevó a protestar contra la quema de conventos en 1931 y a llamar la atención sobre el peligro de las sublevaciones en Cataluña y Asturias en 1934. Finalmente, en 1937 se instala con su familia en París huyendo de los horrores de la Guerra Civil española.

En la capital francesa prosigue su labor científica e intelectual, y visita también como conferenciante diversas naciones sudamericanas, como Uruguay, Argentina, Chile o Brasil. El triunfo, en 1939, del bando nacionalista encabezado por el general Francisco Franco en la contienda civil le obligó a permanecer unos años fuera de España, ya que había sido desposeído de su cargo en el Hospital Provincial de Madrid. Regresó definitivamente en 1942 y se instaló en la capital de España un año más tarde, donde abrió una consulta privada y reapareció públicamente en una conferencia en el Paraninfo de la Universidad.

Gregorio Marañón pasó los últimos años de su vida dedicado a la medicina y a la literatura. En muchas de sus obras aborda, a través de personajes históricos y con un enfoque médico, las pasiones humanas. Así, la timidez es retratada en Amiel; el resentimiento en Tiberio; el poder en El Conde Duque de Olivares, y la seducción en Don Juan. Marañón, que fue miembro de cinco reales academias, murió el 27 de marzo de 1960.

>> Seguir leyendo sobre la obra y biografia de Gregorio Marañón en Gran Enciclopedia de España


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